Obviamente
Creo que mis fotografías hablan de la no fascinación de lo cotidiano, de cómo las cosas, a fuerza de verlas, dejan de parecernos asombrosas. En cambio lo son, son totalmente asombrosas. La costumbre hace que dejemos de hacernos preguntas sobre las cosas que rutinariamente tenemos delante, y la familiaridad de su presencia nos ha creado la ilusión de que las entendemos. En ese momento entra en juego la quietud: te paras a mirar las cosas y entiendes que no las entiendes, que tienen otras dimensiones, una puerta de atrás, muchos ángulos desde donde mirarlas. Mis fotografías reflejan la mirada asombrada de quien se pone a ver las cosas un poco despacio, y les ve ángulos, puertas de atrás.
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